jueves, 28 de mayo de 2015

una de ternura, pura y dura



La ternura es una ropa que huele a limpio. La ternura es salvaje a pesar de parecer tan poquita cosa. La ternura es un sentimiento minusvalorado. Ser tierno es estar a punto de que te devoren. La ternura es elitista hacia abajo: jamás ningún poderoso la provoca. La ternura es animal, y por eso hay tantas personas con perro.

La ternura es un sentimiento que anida en lugares inaccesibles para los que no la conocen. La ternura es un mundo de posibilidades extremas. La ternura no se toca. La ternura es cosa dura. La ternura no tiene teoría, sólo pensamiento con sentimiento. La ternura es brava, si te la encuentras de frente, embiste. La ternura va desnuda, no le hace falta otra ropa que el abrazo de los que ama.

Andamos por el mundo con una dosis de ternura hasta que nos rompen la nariz. O quizás, lo que nos rompen sea el corazón. Creía que era la nariz, por la cantidad de amigas que se la recomponen ya de mayores, bajo la explicación de que tenían desviado el tabique nasal.
Pero a veces también nos rompen el alma. Si es que existe.

sábado, 23 de mayo de 2015

andar a la deriva



“Y cuando el viajero carece absolutamente de puerto, no tiene ni base ni destino”. “Se rinde a un deseo sin nombre, como el barco de un ebrio”. Cualquier sombra le parece presencia.

Se convierte en un desterrado, un viajero, un peregrino que recorre el mundo, que lo escudriña y lo toca, que se zambulle en él, y que horada sus misterios.Pero que no se hunde en sus raices.

Ese andar deterrado solo quiere decir que buscó, pero que no sabía dónde buscar. Por lo que encontró cualquier cosa.

lunes, 18 de mayo de 2015

la nostalgia es un error

Hauschka - Morgenrot from Jeff Desom on Vimeo.

Nunca siento nostalgia del pasada, No vivo de recuerdos. Siento nostalgia de otra vida que no he vivido y de otros lugares que no he conocido. Siento nostalgia de cosas que no han sucedido jamás. Supongo que es otro tipo de nostalgia. A veces me siento como pez fuera del agua porque estoy completamente desubicada.
Y estar desubicada me produce sosiego. Tengo prisa, miro hacia adelante porque si vuelvo para atrás pierdo parte de mi tiempo de ahora mismo.Del tiempo que no conozco y tengo que descubrir.

jueves, 14 de mayo de 2015

la obligación de vivir




Vivir obliga. Te debes a la vida como dicen que hay algo debiéndose a los hombres, aún por saldar. Te debes a los días y al cielo redivivo, olvidado frente al peso de tantos edificios nublándote la boca y la palabra. A los semáforos azules del destino y la ausencia perpetua de quien fuiste. A todo eso y más: a quien te llama perdiéndose tu cuerpo y se desdice, a quien llora la mitad que cree perdida y se entretiene fornicando, a los amigos no amigos y a los padres. No padres. No. Madre. A la vida. Te debes como el mundo debe sus árboles y el cielo sus tormentas. A ti mismo y a quien dices. Te debes y no estás. Y no te ves. Y no te encuentras.

(regalo de mi amiga y poeta María Alcantarilla)

(después de un gran susto la semana pasada y por casualidad  maría publicó esto en su facebook)

sábado, 9 de mayo de 2015

el cine como aprendizaje de vida

Nan Goldin, Variety Booth, New York City, 1983.

El cine y sus  imágenes en movimiento. La fotografía, la trama, la música, las historias que como cuentos, te van llenando el pecho de mociones. El ver otras personas y paisajes que siendo lejanos son tan cercanos. 
He pasado parte de mi vida en el cine. Soy una devoradora de imágenes y de textos. Y forman parte de las cosas más importantes de mi vida. He aprendido del cine casi todo lo que sé. He descubierto que el que ama mucho siempre pierde. Que en las grandes películas los facinerosos del hampa y la economía manejan las vidas de los otros con total impunidad, y no pagan por ello.

Que el poder corrompe, que la compasión salva. Que hay gente que no tiene casi nada y sabe lo que es la vida. Que algunos que tienen todo pierden su tiempo buscando tener algo más. Ese algo que como un vampiro chupa la sangre de la vida, dejando días atrás, que nunca van a volver. Cauterizando emociones que a fuerza de entrenar y endurecerlas se quedan en un corazón infartado por el que no circula la sangre de la empatía.

(fotografía de mi colección que me recuerda los momentos delante de la taquilla esperando para ver una obra maestra)