sábado, 12 de septiembre de 2015

Cuentos con descuentos






Érase una vez un hombre bueno, solitario, triste y soñador: creía en el honor y la valentía, e inventaba la vida. San Juan dijo: "El que no ama está muerto", y yo me atrevo a decir: "El que no inventa, no vive".
Y llega a mi memoria algo que me contó hace años Isabel Blancafort, hija del compositor catalán Jordi Blancafort. Una de ellas, cuando eran niñas, le confesó a su hermanita: "La música de papá no te la creas, se la inventa". Con alivio, he comprobado que toda la música del mundo, la audible y la interna -esa que llevamos dentro, como un secreto - nos la inventamos.
(Ana María Matute, discurso en la entrega del Premio Cervantes)

Así es Ana Mª, nos encanta con sus cuentos. Y érase una vez alguien que creyó en el amor, porque había visto muchas películas y le habían contado muchos cuentos y se refugio en un lugar en el que le encantaron. Lástima que había muy poca invención. La desconfianza, la rutina, la indiferencia acabaron en desencanto. Es decir, el amor me lo inventaba. Tuve un amigo-hermano muy querido, y en lugar de escribir cuentos, escribía des-cuentos. Pues eso.
(Partisana)

2 comentarios:

Genín dijo...

La verdad es que llega un momento en que para creer que existe el amor, hay que inventárselo... :(
Besos y salud

Blue dijo...

Jajaja, qué buena la ocurrencia de la niña.

Marcela, no sé, pero estoy acabando por pensar que las películas, o ciertas películas, hacen daño. Al final hay más realidad en las de efectos especiales.
Besos.