viernes, 25 de diciembre de 2015

desajustes inoportunos

Siempre es como si las palabras y su tiempo estuvieran desajustadas, como si lo que debiera decirte ya no fuese oportuno.



(Julio Cortázar)

miércoles, 23 de diciembre de 2015

el doctor que no confundió la mente con un sombrero: Dr. Sacks




Hasta avanzados sus cuarenta años, al quitarse la bata blanca se enfundaba en un traje de cuero y recorría en moto, en los fines de semana, cientos de kilómetros, a veces por el desierto. Tuvo pasión toda su vida por la natación y hasta los cincuenta años por el levantamiento de pesas, obteniendo el récord estatal de California en 1961 de una sentadilla completa con 272 kilos, pero llegó a sentadillas de otro orden con más de cuatrocientos kilos, y fue apodado doctor Sentadilla. Para lograrlo tenía que engordar y muscularse debidamente, y disfrutaba de dietas de cuatro o cinco hamburguesas y dos batidos grandes de chocolate. 

En Santa Mónica acudía a Muscle Beach. Bebió lo suyo, se drogó (lsd, cannabis, semillas de dondiego, metanfetamina) y llegó a necesitar una drástica desintoxicación. Hasta pasados los setenta comió rápido y mal. Era tímido y poco dado a hablar, salvo de los aspectos de su profesión, que eran variados. Homosexual, en un mundo como la Inglaterra de su juventud (que empujó a muchos al suicidio, como al gran matemático Turing, tras la castración química), abandonó toda sexualidad desde los cuarenta años hasta los 75. Y sin embargo era un hombre felez. Se psicoanalizó durante casi cincuenta años y llegó a escribir casi mil diarios, de extensiones muy diversas, además de numerosos libros por los que es mundialmente conocido. (De libros)

Naturalmente, hablo del Dr. Sacks un Balzac de la mente. Este hombre que escribió maravillosos libros, que curó por metodos increíbles, deja un legado para los cerebros que antes de él estaban condenados a la enfermedad. 
Nunca hay que perder la capacidad de sentir asombro por todo aquello que nos rodea.

domingo, 20 de diciembre de 2015

esta mujer es una nefelibata



Gracias a los blogs hoy he descubierto una insólita palabra:
nefelibata.
(Formación culta del gr. νεφέλη, nube, y βάτης, nombre de agente, de βαίνω, andar).
1. adj. Dicho de una persona: Soñadora, que anda por las nubes. U. t. c. s.

Dispuesta a seguir navegando a mi manera en un red que nunca he considerado como “nada del otro mundo”. Y a veces descubrir que lo hay y que soy una nefelibata.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

no hay deseo sin incertidumbre


Cuando se desviste al amor de sus grandes palabras, lo que queda es una pasión turbia, siempre pendiente de cosas misteriosas que no podemos dominar. Un filo resbaloso y cortante, plagado de incertidumbre. Porque si no hay incertidumbre no hay deseo, sólo la paz de los camposantos. 

Demasiada incertidumbre tampoco es buena, porque entonces es la paz del exilio. Y de guerras mejor no hablar, porque de las guerras siempre sale la desolación y las ruinas. Turbulencias e incertidumbres algunas veces. No siempre.

domingo, 13 de diciembre de 2015

jueves, 10 de diciembre de 2015

círculos e idea vilariño





Comparación

Como en la playa virgen
dobla el viento
el leve junco verde
que dibuja
un delicado círculo en la arena
así en mí
tu recuerdo.


(Idea Vilariño)

lunes, 7 de diciembre de 2015

limpieza del Yo: por una ecología personal



Hemos tenido unos años en que han salido tantos del armario que se han quedado vacios. Bien, así hay sitio para otras cosas. Ahora, creo que ha llegado el momento de salir del "yo". Incluso hay algunos que estando toda una vida en él, han salido obligados.

Cada día estoy más interesada en salir del "yo", ese armario interior repleto de pensamientos usados. Porque abandonarlo es lo que en definitiva lo que lleva a cambiar el mundo. Cada día estoy menos interesada en los humanos en su generalidad. Vivo situada en un optimismo desesperado, buscando referentes en el arte, en la amistad y en el cariño.

Puedo asegurarles,  que he abandonado todos mis  viejos intereses, como no sea los de  disfrutar de las contradicciones del arte.

Una misma llega a ser demasiado de lo mismo, mientras los numerosos argumentos de los que veo alrededor se revelan como versiones tan obvias como innecesarias por su precariedad.

Soy una persona con criterio pero sin personalidad,-incluso creo que la personalidad no sirve para nada-, que repite los mismos errores de la mismidad. Incluso estoy cerca de ser casi feliz en una vida que parece una navegación tranquila y sin mosquitos, en el amazonas de mi casa.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Lou Dillon: además de cantante e hija de iconos, piensa


¿Creció rodeada de mujeres liberadas, no?

Es interesante que diga eso… Cuando uno piensa en Jane Birkin o en Françoise Hardy, las considera mujeres liberadas. En realidad, no lo eran, solo lo hacían ver. Hardy dice que sin Jacques Dutronc no hubiera sido nada en la vida y mi madre, que se lo debe todo a Serge Gainsbourg. Y, en ambos casos, es falso. Diría que mi generación es la primera realmente liberada. Soy la primera que puede echar a un tío a la calle, porque tengo un sueldo propio, una casa a mi nombre y el derecho a criar sola a mi hijo. Mi madre, en cambio, podía enviar a paseo a Serge, pero el patrón que determinaba sus relaciones era de sumisión. Las mujeres tenemos que ir con mucho cuidado para no perder terreno. Por eso, cuando veo a Nicki Minaj y Kim Kardashian, me escandalizo. Me digo que mi abuela luchó por algo más que el derecho a lucir un tanga.
¿Cómo explica este fenómeno? 
Es una especie de síndrome de Estocolmo. Como los chicos ya no nos pegan en el culo, nos lo hacemos nosotras mismas. Como nadie nos llama «zorra», nos lo llamamos entre nosotras. Cuando veo a Beyoncé cantando desnuda bajo la ducha suplicando que su novio borracho se la tire, me digo: «Asistimos a una catástrofe». Y encima los demás me responden que no he entendido nada, que ella es una feminista de verdad porque en sus conciertos ha colocado un cartel enorme que dice eso. Es peligroso creer que eso es cool. No deja de ser una mujer que canta canciones escritas por hombres y que responden a una fantasía masculina. Me molesta que la gente se lo tome a la ligera. Hoy todo el mundo es tan cínico e irónico…
¿Usted no lo es? 
Tengo sentido del humor, pero el cinismo es un ácido que lo destruye todo. Cuando Patti Smith canta People Have the Power, me emociona por su falta de cinismo.
Su música tampoco es cínica.
Claro que no. La gente paga 20 euros y contrata a una niñera para venir a verme. Lo mínimo que puedo hacer es ser honesta con ellos.
¿Cómo vivió el éxito de su primer disco? 
Me protegí diciéndome que no funcionaría. Encontrar un público amplio y las buenas críticas me emocionaron. Pero la vida es curiosa: justo cuando empezaba a sentir cierta satisfacción, mi hermana Kate [Barry, fotógrafa de éxito] se mató. Me centré buscando la parte universal de esa experiencia. Me dije que eso le sucedía a miles de personas en el mundo, que no tenía nada de excepcional. No puedes quedarte en tu rincón lamentándote y repitiéndote que tu hermana se ha matado y que nadie ha sufrido tanto como tú. Para mi madre y mi hermana fue difícil comprenderlo, pero yo solo sé reaccionar así.
¿Cómo fue crecer con cuatro hermanastras y dos padres distintos? En aquella época, ¿esa diferencia respecto a la mayoría de las familias le fue difícil de aceptar? 
Hubo un poco de todo, momentos de alegría y de dolor [sonríe]. De muy pequeña comprendí que la única forma de ser feliz en esta familia era no juzgar y aceptar que el amor podía tomar muchas formas. Mi madre besaba a Serge en el backstage de sus conciertos y se decían ante mis propios ojos que no deberían haberse separado. Crecí con adultos de sentimientos muy cambiantes. De hecho, toda la filmografía de mi padre habla de eso. Te quiero, pero dentro de dos minutos te querré menos, en una hora no sabré qué hacer contigo y mañana, tras haberte dicho que te largues, entenderé que eres el amor de mi vida. Puede sonar algo excesivo, pero me parece más realista que esos telefilmes estadounidenses donde los personajes se dicen: «Te querré siempre».